
El sonido de aquella canción que inundaba mi cuarto me hizo añorar esas noches que pasábamos juntos, aquellas en las que la lluvía embriagaba nuestros sentidos y las sonrisas aportaban el oxígeno necesario a aquellas sábanas, de esa extraña habitación.
Cuando una botella de bourbon arreglaba nuestros males y tu mirada me incitaba a ser yo, y tu boca a enredarme en ella, a devorarte beso a beso.
Pero me obligo a recordar que no es más que eso, una efímera ilusión que incesante no me deja avanzar con mi vida perturbándome el presente y arriesgando mi futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario