domingo, 2 de enero de 2011

Tus mil sonrisas

Suelo imaginar cada recoveco de tu vida, suelo imaginar tu piel lisa y recordar tu piel arrugada por años y sabiduría. Tus ojos fijos, tu pelo negro que terminó por ser blanquecino y tus historias sobre Francia, Las Américas o el pueblo.
Suelo hablarte en la distancia y sentirte cerca, mirar la paella triste porque desde que tu dejaste de hacerla ninguna me ha gustado tanto.
Recuerdo constantemente tu humor, porque es el mío, tan malo como de costumbre, e intento olvidar las despedidas, que tan poco nos gustaban.
Es bonito recordarte, tal y como eras, con tus enfados tontos y tus mil sonrisas.

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