domingo, 2 de enero de 2011

Puede que pasen aviones, sueños o amores...

Una mañana como otra cualquiera me levanté y mirándome al espejo advertí que lo que realmente pasa es el tiempo, los años que azuzan el alma.
El sonido de aquella canción que inundaba mi cuarto me hizo añorar esas noches que pasábamos juntos, aquellas en las que la lluvía embriagaba nuestros sentidos y las sonrisas aportaban el oxígeno necesario a aquellas sábanas, de esa extraña habitación.
Cuando una botella de bourbon arreglaba nuestros males y tu mirada me incitaba a ser yo, y tu boca a enredarme en ella, a devorarte beso a beso.
Pero me obligo a recordar que no es más que eso, una efímera ilusión que incesante no me deja avanzar con mi vida perturbándome el presente y arriesgando mi futuro.

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