jueves, 6 de enero de 2011

Emma's sighs (continuará... 2)

Monet sacaba la cabeza por la ventanilla, ausente a lo que estaba ocurriendo, yo, imaginaba tener esa capacidad, la de ser feliz pasase lo que pasase. El aire entraba al interior de aquel coche rojo y las lágrimas resbalaban incesantemente por mis mejillas, intentaba ser fuerte, intentaba no imaginar, no pensar, conducir, simplemente conducir.
Quería llegar, o no llegar…, que el viaje fuese largo, no sabía lo que me iba a encontrar y eso era lo peor, la incertidumbre y la duda.
Encendí el equipo de música y puse “Standby” de Extremoduro. La canción inundó aquel vehículo y el ambiente se hizo más soportable, incluso Monet parecía más tranquilo. Le acaricié y me miró con su lengua rosada fuera de su boca, después volvió a sacar la cabeza por la ventanilla.
Pasó un cuarto de hora y otro y otro, hasta que por fin pude divisar el campanario y las casitas del pueblo. Cada segundo que pasaba estaba más nerviosa. Descendí la velocidad hasta parar el motor, había llegado. Respiré centrada en lo que estaba haciendo, después observé la casa, parecía tranquila y eso en un primer momento me tranquilizó. Abrí la puerta del coche y salí, Monet me acompañó. La verja estaba abierta por lo que entré y atravesé el jardín. Mi tío estaba sentado en el suelo, apoyado contra la pared de la casa, con su mano derecha se tapaba la cara y con la otra sostenía un pañuelo.
-          Samuel, ¿qué ha pasado?, necesito saberlo ya… - me dirigí directamente hacia él.
-          ¡Anne! – se levantó y me abrazó- no te he oído entrar.
-          Por favor Samuel, dime que le ha pasado a mis padres.- Le pedí sopesando si de verdad quería saberlo.
-          Siéntate conmigo, hablemos- me pidió ahora él.
-          ¡No quiero sentarme, quiero que me lo digas! –grité.
-          Está bien, esta mañana tu padre fue a recoger a tu madre al trabajo y de vuelta… tuvieron un accidente, pero no es culpa de nadie, una mala visualización del cruce, un despiste quien sabe… - se explicó mi tío.
-          ¿Cómo están?- mi voz se quebró.
-          Tu madre está bastante grave, está en el hospital, tu tía Rose esta allí y tu hermana, ya que no hubo forma de convencerla para que se quedase.
-          ¿Y mi padre?, ¿cómo está él?- quise saber.
-          Él…, bueno verás, él se llevo el peor golpe- sus lágrimas caían a borbotones por sus mejillas.
-          No…-dije sin casi poderse apreciar. Las piernas se me doblaron, no tenía fuerza y caí de rodillas sobre el césped. Me abracé a mi perro con toda mi alma, notaba que la vida se me iba en cada suspiro, en cada lágrima, en cada recuerdo que me venía a la mente. 


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